Implicancias macroeconómicas del retiro de fondos
Claudio Soto economista jefe Banco Santander
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Claudio Soto
La aprobación, por parte de la Cámara de Diputados, del proyecto que permite el retiro de fondos de pensiones ha generado mucha inquietud en el mercado. Más allá de los riesgos de mediano y largo plazo para el sistema de pensiones como tal, de confirmarse esta medida tendría importantes consecuencias fiscales y financieras.
El proyecto, un refundido de varias mociones parlamentarias, se planteó como una reforma constitucional que no requería el patrocinio del Ejecutivo. Sin embargo, junto con modificar el DL 3500 —para que bajo circunstancias excepcionales se permitiera el retiro de fondos—, el proyecto avanzó en establecer una serie de detalles respecto del mecanismo, incluyendo el porcentaje de retiro, los mínimos y máximos, y la forma de compensación, que sería con cargo al Estado y a los empleadores. Incluso, la Comisión de Constitución de la Cámara acordó que el retiro quedaría exento del impuesto a la renta, lo que generará incentivos para que personas de mayores recursos, que no necesariamente necesitan liquidez, hagan uso de ello.
Queda paño por cortar en su tramitación, por lo que no sabemos cuál será su derrotero final. Aun así, es posible prever algunas consecuencias económicas del proyecto en su estado actual. Por ejemplo, se estima que el monto máximo de recursos que se podrían girar sería del orden de US$ 17.000 millones (6,5% del PIB, aprox.). Si todos acceden a lo que les facultaría la ley, entonces cerca de tres millones de personas retirarían el 100% de sus fondos, con un promedio de $ 350 mil por cada una; 4,6 millones obtendrían el piso de $ 1 millón, lo que supondría retirar más del 10% de lo que tienen ahorrado; 2,6 millones retirarían el 10%, con un promedio de $ 2 millones por cada una, y 670 mil personas podrían retirar el máximo de $ 4,3 millones.
No es descartable que una fracción de estos recursos vuelvan a ser ahorrados, quizás en los mismos instrumentos en los que se encuentran, pero bajo otro régimen jurídico. El resto sería gastado en bienes habituales como durables. Así, en el corto plazo podría haber una aceleración del consumo y en las importaciones, con algún impacto en los precios. De ser así, es posible que el Banco Central evalúe con mayor detenimiento el mérito de un eventual mayor impulso monetario.
En tanto, si antes se preveía un fuerte aumento de la deuda, la propuesta de crear un Fondo Colectivo Solidario de Pensiones pondrá presiones adicionales a las finanzas públicas. Ello repercutirá en las primas por riesgo soberano, lo que presionará al alza las tasas de interés y el tipo de cambio.
En el corto plazo, una masiva liquidación de activos también tendrá consecuencias. Más del 50% de los fondos de pensiones está invertido en instrumentos de renta fija nacional. Cerca del 40% se encuentra en activos externos (tanto de renta fija como variable) y sólo 6% está en acciones locales. La liquidación dependerá de cuánto se retire y de la composición de las carteras de quien lo haga. Por lo tanto, es difícil cuantificar impactos. Sin embargo, los movimientos en las variables financieras son claros. En el corto plazo habrá presión al alza en las tasas de interés y la bolsa podría retroceder. Es posible que haya presión a la baja en el tipo de cambio, pero el aumento en el riesgo soberano y en el consumo lo debiese compensar, por lo que el peso podría depreciarse.
Estos son previsibles impactos económicos y financieros del proyecto en discusión en el corto y mediano plazo. Los efectos institucionales en el largo plazo podrían ser mucho más relevantes, pero eso es más complejo de analizar.